Desde la perplejidad

Comentaba el otro día en Facebook que lo del pueblo ese que quemó y disparó a Puigdemont en un acto (que es una tradición centenaria) me parecía chusco, algo que poseía una indudable violencia simbólica, y que yo creía –y sigo creyendo- que habría que cambiar. Desde dentro, este tipo de ritos ancestrales no tienen la relevancia y la trascendencia moral que se les atribuye desde fuera, pero viendo hoy las imágenes me sigue pareciendo muy bruta esa personalización del mal (y aún peor cuando se la caracteriza con simbología política: la estelada y el lazo amarillo). Sin embargo, la sobrerreacción que está generando es muy característica de un fenómeno que ya no es nuevo, y que va a más: la consolidación de una cultura de la victimización, y del agravio. Poco a poco se ha ido pasando de la lógica compasión y empatía con respecto al sufrimiento de las víctimas, a la atribución de un estatus moral superior a la víctima por el hecho de serlo, a su beatificación. El resultado es que tod

Laura Borrás: " España presenta unas credenciales que quieren ser las de un Estado de derecho y sin embargo estamos viendo diariamente cómo sus derechos están siendo dinamitados. Lo estamos viendo no solamente en el ámbito que nos corresponde a nosotros en Catalunya. También la ley mordaza o muchísimas decisiones que aparentemente son democráticas pero que ponen de relieve fugas muy profundas de democracia. Sentencias como las de la manada... Esto debería interpelar a todos los demócratas. Lógicamente los hay... " Según Laura Borrás , la sentencia de la manada es una de las cosas que ponen en tela de juicio que España sea un Estado democrático. Y el caso es que me asaltan las dudas sobre esto, porque no sé muy bien a qué se puede estar refiriendo. ¿En qué "fugas profundas de la democracia" estará pensando? ¿Se referirá quizás a la casi unánime violación del principio de presunción de inocencia de los acusados? ¿Estará pensando en el linchamiento medi