Aprendemos “liberalismo” con Carlos Rodríguez Braun.
Aprendemos “liberalismo” con Carlos Rodríguez Braun (@rodriguezbraun), que hace en esta entrevista un esfuerzo que sin duda agradecemos. Gracias a estos densos e ilustrativos 9 minutos los legos e impíos herejes, amigos de la esclavitud y el estatismo, comprendamos lo simple y pura que es LA DOCTRINA. Cuidado, que tu vida puede cambiar.
Si tras el visionado sientes una crisis de identidad, siempre puedes leer mis breves y humildes notas aclaratorias, huelga decir que desviadas de la VERDAD y teñidas de prejuicios “progres”.
1. Justo al comienzo:
En el mercado todo el mundo es
libre, todo es voluntario, la coacción le es ajena. Eso por si no te
habías enterado. Si alguna vez has sentido o experimentado una sensación
diferente ello pudiera quizá deberse al trabajo de tu imaginación o a tu falta
de comprensión de los mecanismos armoniosos que rigen el tal mercado. Esto es como
cuando Hegel decía que la libertad “auténtica” no era seguir tu libre albedrío,
sino cumplir las sabias disposiciones del Estado Absoluto; sólo que esta vez al
revés.
2. Minuto 1:20. “La relación entre mercado y libertad es
unívoca. A más mercado, más libertad”.
O sea, el Chile de Pinochet o el EEUU del maccarthismo eran más libres que Holanda, Suecia o Francia. En el presente, si
seguimos el Índice
de Libertad Económica de 2011 (pg.6) del Wall Street Journal y de la Heritage Foundation encontramos que Hong-Kong, Baréin o Catar son
mucho más “libres” que España, Francia
o Italia.
Un día de estos hay que preguntarle a don Carlos que nos explique de una vez qué entiende exactamente por "libertad", por "coacción" y por "voluntario". Son términos que usa con mucha frecuencia y que sirven de premisas de todo su edificio argumentativo. Si veo que no nos hace caso, os lo cuento yo.
3. Minuto 3:15. Es muy fácil
encontrar un ejemplo de sociedad libre “sin Estado?”, solo tenemos que ir… ¿A
dónde? ¿A una luna de Júpiter? No. Al siglo XIX. Dijeran lo que dijeran todos
esos novelistas “buenistas” y probablemente también “progres”, al estilo de
Dickens o Zola. No se enteraban de nada y eran ya por entonces víctimas del
pensamiento “único”.
4. Minuto 4:50. En el mercado no
hay anarquía, "hay un orden distinto".
Don Carlos confunde aquí la
existencia de una lógica, de unos mecanismos, de un “orden”, con una lógica, unos
mecanismos o un orden JUSTOS. Pero es que el común de los mortales, víctimas de
la propaganda socialista o keynesiana, seguimos empecinados en nuestro error, y
no vemos esa hermosa armonía, bella y sublime que está detrás de ese caos
meramente aparente.
Es la enésima versión de la
falacia naturalista. Aclaramos: que algo sea natural, no implica que sea bueno o justo;
que se pueda entrever o extraer una “lógica” o unas regularidades detrás de un
desorden aparente no hace buenas o justas a esas regularidades o a esa lógica.
Y esto sin entrar a discutir aquí ese supuesto carácter “ordenado” y "no caótico".
Sigue explicando este “orden” y en
el minuto 5:30 dice don Carlos, citando a Bastiat: “Qué maravilla, todos los días la gente come en París”. Es fácil
imaginar lo que algún clochard
parisino le pudiera haber contestado: “Algunos
comen todos los días, y bien comidos, otros o no comemos, o comemos poquísimo”
Pero nada, se engañaban, su problema era su ignorancia y su falta de
penetración en ese “orden maravilloso” del que eran partícipes “voluntarios”.
Es justo decir que Don Carlos
reconoce, aunque muy de pasada, que es verdad que “los ricos comían mejor que los
pobres”, pero eso no nos debe impedir ver la visión de conjunto, maravillosa.
5. Minuto 7:18. Cuidado con eso
de la democracia “…el Estado democrático
tiene un nivel de intrusión en la vida de los ciudadanos que prácticamente no
registra antecedentes”. Que esta “intrusión” tenga o no legitimidad
“democrática”, es lo de menos. Que esta “intrusión” tenga que ver con la
justicia, con la equidad o con el bienestar de los ciudadanos tampoco importa. Es una “intrusión”,
y con eso basta, “malo, malísimo”. Rodríguez Braun no se corta, y acto seguido,
citando a Hayek –a quién si no- se contradice a sí mismo solo para dar más
fuerza a su “argumento”: “El gasto
público de la Alemania Nazi -¿no quedábamos en que hablábamos de las
democracias?- era del 50% de la renta
nacional, igual que ahora en casi todos los países democráticos”. ¿Quiere
decir usted que vivimos en regímenes cuasi-nazis? Supongo que respondería: “¡No, hombre no! Pero
ahí está el dato, ja, ja”.
6. Minuto 7:55. El profesor Braun
comenta aquí la complicada dialéctica entre democracia y libertad. Esto es, en
mi opinión, un problema real. Una democracia no tiene por qué defender la
libertad y los derechos humanos más básicos. Ejemplos de democracias que atacan
y coartan las libertades más básicas y esenciales hay a patadas, y seguirá
habiendo. De ahí que hablemos de derechos y libertades fundamentales e
inviolables, intocables por ninguna decisión colectiva, por muy democrática que sea. Hasta
ahí supongo que podríamos estar de acuerdo, digo yo.
Sin embargo, aunque aquí don
Carlos no entra en el asunto, es importante hacer notar que esta llamada de
atención sobre las amenazas de la democracia a la libertad está en su
pensamiento casi siempre relacionada con las amenazas no tanto a la libertad,
cuanto a la libertad económica. De ahí sus continuas quejas y casi lloriqueos
relacionados con la obsesión intervencionistas del Estado a través de, por ejemplo, los
impuestos o las regulaciones de todo tipo.
En esta ocasión ilustra este
problema del intervencionismo democrático con la “prohibición de fumar en los
bares”, ejemplo bárbaro de destrucción de una “libertad”. Libertad que coarta –habría
que recordarle- la libertad de los otros. No se olvide de ese pequeño detalle. Exactamente igual que prohibimos que un
señor toque la batería o la trompeta en su pisito de Lavapiés todos los días de una a siete
de la mañana.
Habla también de la prohibición
de los toros, una reducción también bárbara de la “libertad”. Como en su día
fue intolerable también la prohibición de torturar en público a tu perro o a tu
gato. Mira que podía haber buscado otros ejemplos, pues nada.
Hasta aquí la lección de hoy. Hay
más lecciones –veo en youtube que hay una 2ª y una 3ª parte. Me vais a permitir
que lo deje de momento, que sufro ya de una sobredosis de “liberalismo liberalérrimo”.
Muchas gracias por su interés. Puede usted ver comentarios más o menos antiguos a varias de estas falacias (creo que a todas) en mis obras. Están aquí: www.carlosrodriguezbraun.com
ResponderEliminarPero, como le comenté en twitter (@rodriguezbraun), voy a repasar sus argumentos y a volver sobre lo que a mi juicio son sus equivocaciones.
Un saludo cordial,
Carlos Rodríguez Braun
Le agradezco sinceramente su interés.
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