Sobre las “posturas responsables y conciliadoras” de Ada Colau.
Estamos a 14 de
Enero de 2018, y para mi estupefacción constante se sigue hablando
de Ada Colau y de los suyos como de gente conciliadora,
y responsable (Entrevista de Lucía a Méndez a César Rendueles en
El Mundo, del 13 de Enero, en la que Rendueles dice
también cosas muy interesantes y
sensatas, por otro lado ).
Pues bien, paso a
hacer un resumen sumario al respecto de los esfuerzos conciliadores
de Ada Colau.
Referéndum del 1
de Octubre.
El referéndum
del 1O venía avalado por la aprobación de la Llei de
Transitorietat, aprobada el 7 de septiembre en el Parlament, donde se
violó todo lo violable, donde se humilló a la oposición como jamás
se había hecho en democracia (lo denunció Coscubiela, con el apoyo
de Lluis Ravell, y el no apoyo expreso de Domenech, y mucho menos de
Colau).
La Llei de Transitorietat crea un régimen jurídico excepcional, ignora y desafía expresamente el orden jurídico establecido (constitución), no fija un cuorum mínimo de participación, considera vinculante el referéndum (la independencia es un mandato con un solo voto más a favor), ordena una declaración unilateral de independencia para tres días después de la celebración del mismo, para el 4 de octubre. Se trataba de una ley, con todos los sellos de la Generalitat, abiertamente ilegal, pero con total pretensión de validez normativa dentro de un marco legal “alternativo e independiente”, lo que implicaba una independencia de facto de la Generalitat.
La Llei de Transitorietat crea un régimen jurídico excepcional, ignora y desafía expresamente el orden jurídico establecido (constitución), no fija un cuorum mínimo de participación, considera vinculante el referéndum (la independencia es un mandato con un solo voto más a favor), ordena una declaración unilateral de independencia para tres días después de la celebración del mismo, para el 4 de octubre. Se trataba de una ley, con todos los sellos de la Generalitat, abiertamente ilegal, pero con total pretensión de validez normativa dentro de un marco legal “alternativo e independiente”, lo que implicaba una independencia de facto de la Generalitat.
Para el día 1 de
Octubre de 2017 el gobierno de la Generalitat, sirviéndose de todo
su poder, a través de la aprobación de una ley brutal y sectaria en
el Parlament -aprobada también de forma sectaria y brutal-, instó y
animó a los ciudadanos de Cataluña a participar en un acto ilegal,
excluyente e ilegítimo, en un desafío total al Estado. El Govern,
usando toda su maquinaria institucional de propaganda, todos los
medios a su alcance, manipulando el lenguaje de la forma más
demagógica, sirviéndose de los sentimientos y de la buena fe de la
gente, propició la ruptura institucional y social en Cataluña,
animó a la escisión, a la participación en un acto de coacción
contra el Estado y contra más de la mitad de los catalanes, que
rechazaban ese referéndum y sus planteamientos sectarios.
Ante esto, la
“responsable y conciliadora” Colau:
“Haremos todo lo
posible por que los barceloneses puedan votar el próximo 1 de
octubre”
“Es mi obligación
proteger y garantizar los derechos y libertades y la participación
de todos los ciudadanos y permitir que puedan participar con absoluta
normalidad en el 1-O"
(Puigdemont sobre
Colau, -La Vanguardia-): ‘El jefe del ejecutivo catalán
ha destacado “el muy buen entendimiento” alcanzado con la
alcaldesa, de quien ha destacado su “compromiso inequívoco” con
hacer posible la participación de los ciudadanos’.
(Colau, Sobre la sesión
del 6 de septiembre): "Las multas del 9N y lo que pasa hoy
en el Parlament demuestran el fracaso del gobierno Rajoy, incapaz de
dialogar y de ofrecer soluciones políticas"
El 16 de
septiembre Colau recibe de forma solemne y cordial a los alcaldes
independentistas en el Ayuntamiento de Barcelona. Alcaldes que
consideran que los ayuntamiento son de su propiedad, y exhiben con
insistencia sus varas de mando “independentistas” (imágenes para
la historia de la desfachatez y el garrulismo institucional). Ada
Colau se negó a dar ningún tipo de apoyo a los alcaldes del PSC que
estaban recibiendo en aquellos momentos presiones tremendas, e
incluso amenazas, porque se negaban a colaborar con el referéndum.
Palabras de Colau
ante los alcaldes indepes: “Esto ya no va de independencia sí
o no, la cuestión catalana va más allá… Catalunya
es un solo pueblo, la libertad la defenderemos con unidad…”
(Sobre este acto,
-La Vanguardia-) ‘La primera edil de la
capital catalana ha acusado al Estado de perseguir e intimidar a los
alcaldes, a las imprentas y a los medios de comunicación, “una
situación inaudita en democracia”. Colau ha asegurado que el
Ayuntamiento de Barcelona “siempre” será su casa y ha resaltado
que, “por encima de las diferencias” ideológicas, hay puntos en
común que les unen como la reivindicación del derecho a decidir, la
defensa de “los derechos y libertades fundamentales” y la defensa
de “otras formas de hacer política”.
Colau ha considerado
una “vergüenza” que el Gobierno central del Partido Popular sea
incapaz, en sus palabras, de escuchar a los catalanes y de dar una
respuesta política y dialogar a una situación enquistada en estos
últimos años. “Encontrarán un sólo pueblo para defender los
derechos y las libertades”, ha sentenciado desde el patio gótico
del consistorio barcelonés’.
En este contexto
de polarización, con dos comunidades profundamente enfrentadas, en
el que el sector independentista está embarcado de lleno en acciones
institucionales unilaterales, planteadas de forma abierta e
intencionada de forma excluyente con respecto a los no
independentistas (que son más del 50%), Ada Colau, a la hora de dar
su apoyo al referéndum siempre gusta de hablar de “un
solo pueblo”, encubriendo, dando legitimidad y cobertura ética a
lo que eran evidentes actos de exclusión y de matonismo
institucional.
Dos días antes,
14 de septiembre, Colau había firmado una carta junto a los también
conciliadores Forcadell y Puigdemont. Una carta conjunta dirigida al
gobierno y al rey, en la que se condena la “represión desmedida
del Estado” y se pide diálogo.
Semanas antes del
1O, Colau anunció su intención de ir a votar, sin dejar clara su
orientación de voto. En principio iba a votar en blanco (En el también
ilegal referéndum del 9N ya había votado, “sí”). Votó, una
acción más de apoyo y legitimación del referéndum, viniendo de la
alcaldesa de “todos” los barceloneses.
Colau participó
activamente en la preparación del referéndum, y en su legitimación
social, política y ética. Absolutamente nadie puede afirmar que
Colau tuviera una posición ambigua al respecto, aquello iba a ser
una fiesta de la democracia, y Colau hizo todo lo posible por
facilitarla.
Actuación de la
policía el 1O.
En un ambiente
explosivo, en el que se está echando a los policías de los hoteles
(policías que seguían órdenes, y que habían actuado según
mandato judicial). Cuando se les estaba acorralando, insultando (“son
ratas, son animales, ...”), se les estaba condenando en grupo, a
miles de ellos, cuando cualquiera que vea los vídeos puede observar
que los excesos en el uso de la fuerza son cometidos por una minoría
muy minoritaria. Ante todo esto, Colau, la conciliadora, no tiene
ningún problema en hablar de esta forma, sin ningún tipo de prueba:
"Nos han
llegado diversos testimonios de mujeres que denuncian agresiones
sexuales. Tenemos un caso, por ejemplo, en la Barceloneta, que se
produjo durante las cargas..." (Declaraciones a RAC1 el día
2 de octubre). Con posterioridad insistió en lo mismo, en
diversos medios de comunicación.
Nunca más se
supo del asunto.
Por supuesto, el
11 de Noviembre Colau se deja ver en la manifestación de apoyo a los
“presos políticos”. Se deja ver perfectamente rodeada y envuelta
en las muchedumbres que acusan al Estado español de ser una
dictadura que reprime la democracia y los Derechos Humanos.
Más imágenes
para la historia de la izquierda catalana, “mediadora” en el
conflicto.
Sobre el 155
Colau: "El
artículo 155 supone el día más terrible en 40 años de
democracia".
Se pueden buscar
otras muchas declaraciones en las que Colau insiste en el horror y la
tragedia para la democracia que suponía la aplicación del artículo
155 de la Constitución. Pero estas son suficientemente llamativas, y
hablan por sí solas.
El día 27 de
octubre, día de la DUI, Colau escribe en Facebook cosas
interesantes, y un tanto paradójicas y obscenas, teniendo en cuenta
su papel activo a la hora de propiciar el referéndum del 1O (que,
insisto, venía avalado y enmarcado por la Llei de Transitorietat, de
la que ella jamás habla, ni tampoco de la forma en que se aprobó).
En un post de
Facebook Colau condena de forma durísima la aprobación en el
senado del 155 (“es un golpe a la democracia”).
Al hablar de la
DUI usa un vocabulario mucho más cuidadoso y cauto, habla de “choque
de trenes”, pero el tren indepe es “más
pequeño”, y lo acusa de ir con una “velocidad
kamikaze” hacia el choque final (sorprende, teniendo en
cuenta que ella había sido partícipe del referéndum,
facilitándolo, y votando en él, porque era un acto legítimo de
participación…). Colau se lamenta por la DUI, pero en este caso no
habla de “golpe”, sino de “error”,
dice que “los partidos
independentistas han avanzado sin frenos, tras un error de lectura de
las elecciones del 27S...”
Colau es muy
clara: los independentistas han tenido demasiada prisa y han cometido
un error; el Estado ha dado un golpe trágico a la democracia con el
155.
El 13 de
noviembre las bases de Barcelona en Comú deciden romper su acuerdo
con el PSC.
La votación
había sido inspirada y propiciada por Colau, para dejar bien claro
que ella no quería tener nada que ver con los facilitadores del 155,
del verdadero golpe a la democracia.
Los días antes
de la votación tuvo mucho cuidado de no decir ni pío al respecto de
sus preferencias en la votación, y el acuerdo con el
colaboracionista PSC cayó, para quedar sin mácula delante de la
audiencia catalanista democrática, y para que nadie pudiera acusarle
a ella y a los suyos también de “colaboracionistas” (en Cataluña
gustan mucho de usar la terminología de la época de Vichy en
Francia).
Esto es lo que hay
al respecto de los esfuerzos responsables y conciliadores de la
señora Ada Colau.
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