Debates con Juan Ramón Rallo: lo que da de sí la ética de los "nuevos hombres libres"

La nueva fe en alza de este siglo XXI, la fe del ultraliberalismo de último cuño (“libertarianism”) tiene como machacón y pretendido objetivo la defensa de la libertad. El problema, claro, viene cuando se exige especificar en qué consiste tal "libertad". Sin embargo, la respuesta parece ser siempre inmediata, y precisa: hay libertad siempre que no se da coacción. Este axioma, piedra angular de todo su tinglado argumental, es denominado por sus promotores “principio de no agresión”: nadie nunca puede agredir a nadie. Se puede decir, pues, que una situación o acción no es libre solo cuando está impedida por una coacción, o por el uso o amenaza de uso de la fuerza.

El principio de no agresión, junto al principio de propiedad privada, definen los marcos según los cuales podemos hablar de “libertad” o “no libertad”. No hay más, esta es la base axiomática, la esencia y la fuente de legitimidad o no legitimidad de todo el edificio argumentativo de la ética libertariana (ultraliberal) –una ética científica, llega a afirmar en su delirio el señor Capella–. Esta ética científica es, a su vez, el fundamento ideológico de su no menos científica visión de la economía.

Pues bien, en relación con todo esto el día 17 de diciembre le planteo en Twitter a uno de los más reconocidos y célebres exponentes de esta filosofía, el economista Juan Ramón Rallo, una serie de situaciones que parecen aberrantes y serían conformes con este "principio de no-agresión". Le expongo unos ejemplos de situaciones en las que “nadie agrede a nadie”, y por tanto en los que no se podría encontrar una falta de libertad.
Aquí están los tuits, muy sencillos:

1. "A" ha caído en una zanja. No puede salir, ni moverse. Pero es perfectamente libre. 

2. “A” está en su zanja, libre. Aparece “B”, pasa de largo. Nadie ha ejercido coacción contra “A”, que sigue en su zanja, libre. 

 3. “A” sigue en su zanja y pasan de largo “C”, “D”, “E”… Finalmente, “A” muere de hambre y sed, desesperado, pero perfectamente libre. 

4. El país “Z” está plagado de zanjas ocultas. “A” es pobre y no tiene mapas, ni GPS. Cae en una zanja y allí muere, eso sí, muy libre. 

5. “B” es rico, y tiene mapas de zanjas, y GPS. Se mueve como un rayo, y por el camino hace negocios. “B” y “A” son igualmente libres. 

Le inquiero al sr Rallo si, según sus principios, puede encontrar algún problema ético en el contenido de alguno de estos tuits. Sus respuestas son muy significativas.

(En cursiva el contenido de los tuits, todos del día 17 de diciembre. El contenido es literal, pero he introducido alguna mínima alteración para añadir claridad: alguna coma, algún signo de interrogación, etc. No se trata de todo el debate, solo de una selección de tuits que considero relevantes)

Juan Ramón Rallo, de entrada, lo rechaza:

(Rallo). Absurdo. Ya le dije que las acciones indirectas sí podían tener su repercusión. Obvia la propiedad.

Como no sé muy bien qué quiere decir, le voy preguntando e iniciamos el debate.

(Alfredo). El tipo de la zanja al que no ayudan ¿cuánto de libre es?
(Rallo). Tiene pocas alternativas, pero ninguna de las que tiene surge de la imposición ajena.
(Alfredo). Traducción: no tiene alternativas, pero es totalmente libre. Le ha costado decirlo.

(Hablando de libertad, positiva y negativa)
(Rallo). Positiva: variedad de opciones. Negativa: ausencia de restricciones coactivas para elegir entre ellas. Solo lo segundo tiene sentido.

(Rallo). La vida es justa si nadie agrede a nadie, lo que no es, es igualitaria en número de oportunidades.

(Sobre los tuits 4 y 5)
(Alfredo). ¿"A" y "B" pueden ser igualmente libres?
(Rallo). Claro, porque nadie les impide asumir los costes de instruirse hasta que lo consideren adecuado.

(Sobre el deber de socorro, tuits 2 y 3)
(Rallo). Deber de socorro. Repita: deber de socorro.
(Alfredo). Me deja estupefacto. Repita conmigo: principio de no agresión, su piedra angular y axioma de salida.
(Rallo). Que sea la base no significa que sea de aplicación absolutamente rígida. Pero tampoco que dé igual.
(Rallo). Le dije que sí creo en un deber de socorro limitado.
(Alfredo). Si un tipo le ofrece sacarle (a la persona en la zanja) a cambio de una pasta ¿algún problema moral libertario?
(Rallo). Ninguno. O si lo hace a cambio de que en el futuro le ayude si está en necesidad.
(Alfredo). ¿A ud esto le deja tranquilo? Es un poco fuerte, y viene a confirmar todo lo dicho antes por mí.
(Rallo). Deber de ayudar no significa que no pueda asociarse un precio. ¿O las grúas trabajan gratis?

O sea, el deber de socorro es un "no-deber" que finalmente queda reducido a una simple oportunidad de negocio. Y es que este "deber de socorro" al que se agarran a veces in extremis los libertarios para no resultar ridículamente crueles, es problemático para ellos, porque es un injerto, un ad hoc, algo totalmente ajeno a su sistema pretendidamente científico-axiomático, es algo que simplemente no cuadra. En este mismo diálogo, en varias ocasiones le pregunté a Rallo  si ese "deber de socorro" se correspondía con algún derecho. Su respuesta fue el silencio. Lógico, según su dogmática, "A" simplemente no puede tener derechos aparte de su derecho a disfrutar de su propiedad privada y su derecho a no ser agredido, es lo que hay, la vida es así.
Y el problema es que "A" podrías ser tú, o yo, o cualquiera dadas unas circunstancias suficientemente desafortunadas. "A" son hoy, y lo serán mañana, los perdedores, muchos discapacitados, enfermos, millones, cientos de millones de seres humanos que están, como "A", caídos en una zanja.

Sí, hay que recalcarlo: el Sr Rallo no ve problema moral alguno en las situaciones que le planteé al principio (tuits del 1 al 5), no ve problemas, a pesar de que en un principio le provocan rechazo. ¿Y no ve problemas morales porque es una mala persona? Jamás me atrevería yo a decir tanto. Yo creo más bien que no los ve porque está comprometido con una filosofía ética que se lo impide, que le conduce a afirmar lo inafirmable e intuitivamente absurdo. No ve problemas porque verlos sería tanto como renunciar a casi todo lo que defiende, en ética, en política, y en economía.

Esto es lo que da de sí la nueva ética de los superhombres libres. En el espantajo esquemático y escuálido de la filosofía moral ultraliberal no hay circunstancias, no hay contextos, todo se reduce a un boceto escuálido, raquítico, en blanco y negro. No hay juegos de poder, ni de dominación, las personas son como monigotes que interactúan en la nada, y desde la nada; eso sí, en busca de su propio interés, que les es siempre misteriosamente bien conocido y cristalino. Es un universo absurdo y kafkiano pretendidamente deducido de unos axiomas solo evidentes para los seguidores de la secta, una secta cuya éxito es en mi opinión solo explicable por el papel que juega en el apuntalamiento de las posiciones de los fuertes, de los tipos duros con autoconciencia de seres superiores, del poder más crudo del dinero y de la ambición ciega, de los nuevos "hombres libres".


Comentarios

  1. Vaya , vaya veo que el monte da para más que ocurrencias, podemos llamarte Látigo #LET? A mi me parece adecuado y con toque IndianaJones.Te felicito por tu entrada .Te ha quedado más corta y clara. Eres mi gurú LET.Además déjame felicitarte por el uso que haces muchas veces de twitter, le das nivel al ágora virtual.

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  2. Soy yo, ó todo este tinglado del "libertarianism" tiene más que un aroma al Objectivismo randiano? Será que evitan usar el término caduco, ó aceptan que se les vea como el hijo secreto de la Rand con el corporativismo republicano de los americanos? Me resulta chocante encontrar todos estos conceptos de clara importación yanqui, plantados en el ámbito intelectual español, donde quedan como un pegote (no creo que se nos dé la tradición individualista-a-cuchillo como a los del otro lado del charco). Viene a ser como ver a un pijo de Serrano conduciendo un Monster Truck.

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    1. No andas mal encaminado. Muchos libertarios, en España y fuera, tienen a Rand como inspiración primigenia. Los más finos e inteligentes no la mencionan o directamente reniegan de ella, como fue el caso de Murray Rothbard, que consideraba toda su literatura-filosofía una monstruosidad adolescente.
      Es cierto que esta filosofía no se adapta bien a la sociología española, ni europea, pero la crisis lo está cambiando todo, y este discurso gana fuerza, cada vez más rápido, especialmente entre un tipo de élite: gente joven, relacionada de una u otra forma con el mundo de los negocios. El problema es que van siendo ya menos jóvenes, y van adquiriendo mayores cotas de poder y de notoriedad. O se les combate desde ya, y con rigor, o nos comen vivos, porque manejan a la perfección el arte de la sofística, como muestra su pretendido aire de precisión axiomática.

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  3. No pillo los ejemplos de astroperit supongo que porque ni siquiera sé qué es un moster truck pero me pregunto si el lliberalismo ibérico este se caracteriza específicamente por no tener ningún problema en saquear, ya no digo privatizar, sino directamente saquear lo público y vivir de ello hasta que la puerta giratoria nos lleva a Endesas, etc o es algo típico del liberalismo en general?

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    1. Los intelectuales defensores de esta ideología critican con dureza lo que llaman el "capitalismo de amiguetes" (crony capitalism). Desde un punto de vista doctrinario no se les puede echar eso en cara. El mismo Rallo es muy crítico con las eléctricas y exige una verdadera competencia en el mercado energético, a través por supuesto de su total desregulación. Los tipos hilan fino, por eso es muy, muy importante desmontarles los argumentos por su base, por su falacia ética.
      Un asunto distinto es lo que hagan en su vida privada algunos los defensores de la cosa esta. Supongo que habrá de todo, pero eso sería entrar en discusiones "ad hominem", no de mi gusto.

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  4. No sé si has leído el libro de César Molinas "Qué hacer con España".
    En él hay un capítulo muy interesante en el que habla sobre los tres pilares del Estado liberal moderno, los famosos Igualdad, Libertad y Fraternidad (o Solidaridad y Unión, que dicen en Ciutadans ;) ) y como la primera mitad del siglo XX fue un periodo en el que los diferentes Estados le dieron a la coctelera para averiguar como meter la Fraternidad, un concepto moral, junto a dos expresiones de derechos. La tensión entre los tres pilares no es moco de pavo, y sigue siendo un quebradero de cabeza para los Estados occidentales, pues mientras sí existen leyes para garantizar la libertad y la igualdad, no existe un vehículo legislativo para obligar a ser fraternal, un deber moral, sin que se resientan las otras dos. En el caso del comunismo, se tuvo que renunciar a la liberté, y en el caso del fascismo, incluso de la égalité. Pongo la mano en el fuego porque ninguno de los aquí presentes suscribiría las atrocidades acometidas por ambos regímenes en nombre de la Fraternidad como pilar dominante del Estado.

    Parece mentira, pero yo no veo ningún modo de incorporar la fraternidad sin que se resienta la libertad. La mayoría de Estados modernos han aceptado, pues, que la fraternidad pertenece a la esfera de lo privado, puesto que nadie puede entrar en mi consciencia, y de hacerlo, estaría, pues, sometiendo mis libertades. El liberalismo no hace más que ser coherente con dicha realidad. Cabrona, por otra parte, pero no por ello menos verdad.
    Se puede debatir largo y ancho sobre cuantas libertades queremos capar con tal de incorporar la fraternidad a la esfera de lo público, pero que hay un trade-off, se mire por donde se mire, es indiscutible.

    En respuesta a Astroperit, el origen de la palabra liberal (y libertarianism) es española (algo obvio por otro lado). Más que una importación yo diría que es un revival en toda regla.

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  5. Como corolario a lo dicho respecto a la complejidad de meter la moralidad en la esfera pública, piensen en un ejemplo adverso a sus principios éticos, por ejemplo, el derecho al aborto. Coincidirán conmigo que, cuando desde la derecha se empecina en argumentar la "obligación moral" de proteger la vida del feto (similar a la obligación moral de asistir al señor de la zanja), la réplica de la izquierda es que, frente a tal obligación moral, prima el derecho a decidir sin coacción, esto es, la libertad negativa de la mujer.

    Feto libertad a elegir del individuo >>> obligación moral a asistir una vida
    Feto+20años+zanja obligación moral >>> liberta a elegir del individuo

    Aviso para navegantes: Esto no va de discutir que si un zigoto no es vida o si la abuela fuma, que nos conocemos (y que sería fuego amigo, además). Me refiero a la imposición de valores morales frente a las libertades y como casa cuando tales valores morales NO se alinean con los nuestros.

    Al menos los liberales tienen claro que la libertad siempre prima frente a la obligación moral.
    Por eso a veces me patina que Ron Paul deje intuir que es pro-life, aunque creo que es más por el quorum.

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  6. Creo que el debate no gira en torno a la introducción de la fraternidad en los códigos de derecho. El debate gira más bien en torno a si es lógico, y legítimo, que una sociedad, y un Estado, sean completamente indiferentes a la idea de justicia e igualdad, aunque solo sea entendida esta última como "igualdad de oportunidades".
    Confundes "libertarism" con "liberalism". El primero es un engendro totalmente marginado en los departamentos de filosofía y defendido básicamente por no profesionales con un alto concepto de sí mismos, y por economistas hooligans del laissez-faire; y efectivamente, surgió en EEUU, donde es más fuerte.
    John Rawls y Habermas, y Kant, y Bertrand Russell –el tipo que aparece en la foto de mi perfil- pertenecen a la tradición liberal, y es que el liberalismo es algo infinitamente más serio y sofisticado que el andrajo sofístico que yo critico en este post.
    A mí me resulta absurdo hablar en filosofía política del concepto de fraternidad, y además en mi opinión totalmente inoperativo. La fraternidad es una idea difusa, que puede significar cualquier cosa, un término adecuado más bien para la literatura, o las relaciones afectivas, es un término que tiene más que ver con el amor, con los sentimientos. A un liberal –y yo lo soy- le resulta abominable la idea de introducir una legislación al respecto. En otras palabras, nada más lejos de mi intención que perseguir el establecimiento de un Estado Absoluto hegeliano en el que todos serían virtuosos y felices a través de su sometimiento y aceptación de unas leyes perfectas que darían cuenta de todo.
    De lo que se trata es de definir una idea de justicia, y de derechos y obligaciones consistentes con ella. Desde una óptica liberal que no ignore o soslaye el problema de la justicia -es decir, no neo-liberalismo, ni libertarianismo, ni neoconservadurismo- la cuestión en mi opinión está más en encontrar una ética de mínimos que fundamente unas reglas -también mínimas- que posibiliten y a la vez no interfieran en la libre e individual búsqueda de la felicidad.
    Lo que yo critico es una ideología que se pretende liberal, pero que no es en realidad nada más que el último discurso legitimador de la ley del más fuerte, del brutalismo selvático o cavernícola. No persigo una sociedad de entes fraternales y virtuosos, sino una sociedad equitativa, regida por el diálogo, cuyas normas básicas no ignoren que está compuesta por seres humanos que fines en sí mismos, todos igualmente legitimados a al menos optar a la consecución de una vida buena y feliz según su criterio personal.
    El libertarianismo nos sermonea axiomáticamente, pretende hacernos caer en la trampa de sus simplificaciones a través de la falacia del “principio de no agresión”. El libertarianismo ignora conscientemente los contextos, abstrae, nos habla de una libertad etérea, de unos individuos opacos, sin sombra, quizás pretende que olvidemos que no hay acción sin pasado y sin entorno, que no hay volición sin conocimiento, que no hay acto si no hay potencia. Yo estoy de acuerdo, sí, que cada uno haga lo que quiera, pero cada uno, y yo no estoy dispuesto ignoremos algo tan elemental como esto: de poco sirve querer si no se puede.
    Por cierto, bien venido al blog, y muchas gracias por participar en el debate. Si quieres seguirme en Twitter y continuar con el diálogo, este soy yo: @somiedo.
    Saludos.

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  7. Perdona pero me pierdo.

    Primero dices "el Sr Rallo no ve problema moral alguno en las situaciones que le planteé al principio (tuits del 1 al 5), no ve problemas, a pesar de que en un principio le provocan rechazo."
    y luego "A un liberal –y yo lo soy- le resulta abominable la idea de introducir una legislación al respecto [La fraternidad]"

    ¿No hay una contradicción aquí? No estás criticando por un lado que un economista liberal (que sigue siendo el término correcto, aunque parece que te salen sarpullidos por decirlo :P) se mantenga al margen de juicios de valor moral, y más tarde, te desdices?

    No discuto que la escuela austriaca puede pecar, con ojos legañosos, de encorsetada. Yo mismo tengo muchas dudas de si una economía de mercado libre puede ser el tablero adecuado en el que se determine el modelo sanitario, por ejemplo (no tanto así la educación) por la cantidad de desajustes que he percibido siempre en ese mercado desregulado; incentivos opuestos entre proveedor y paciente, información asimétrica, irracionalidad extrema del lado de la demanda...
    Pero eso es porque mi visión de los problemas de la sanidad es paciente-centrista. No es, pues, equanime, viene virada hacia la izquierda de serie, y por lo tanto, cualquier propuesta para solucionar los desajustes del mercado, visto desde un prisma proveedor-centrista, no sería justa o igualitaria para con ellos. Necesito una serie de contrapesos morales para justificar mi percepción de igualdad de oportunidades.

    En tu concepto de justicia e igualdad hay, inevitablemente, un juicio de valor moral (igual que en el mío, ojo). Como ya se comentó en el grupo de facebook de Rallo, el debate es, pues, puramente nominativo: los liberales austriacos defienden la libertad negativa, que es un poco la pizza carbonara de los dos conceptos de libertad; Ante el desacuerdo, parece ser la manera más fácil de conseguir un consenso entre todas las partes. Te recomiendo que te leas el hilo por no repetir demasiado lo ya expuesto allí, pero creo que dan en el clavo.

    Diría, pues, que si vamos a criticar a la escuela austriaca, una escuela fundamentalmente económica, sería de ser amoral, pero no de inmoral, como pareces dejar caer.

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    1. El “economista liberal” está expresando juicios de valor, como un piano de grandes y claros. Rallo no habla de economía en este debate, habla de ética: juicios de valor. Al expresar su preferencia por el PNA está expresando una opción valorativa. Otra cosa es que algunos iluminados pretendan que lo suyo es una “ética científica” (Francisco Capella), concepto que sería altamente risible si el asunto no fuera tan serio, porque estamos hablando de legitimar la explotación y la dominación más aberrantes.
      Me parece que estás mezclando el debate económico con el ético-filosófico. Justamente esa es una característica de los economistas austriacos, confundir y mezclar su filosofía de vía estrecha con su presunta “ciencia económica”. La economía es una ciencia social, su papel es describir la realidad social en todo lo relativo a la escasez, los intercambios, las transformaciones… o sea, describe la faceta económica de las relaciones humanas.
      Los economistas dicen que, además de describir, la economía es capaz de predecir fenómenos, como las ciencias naturales. Esto último es mucho más discutible. Basándose en estas supuestas predicciones, la economía puede prescribir medios para alcanzar unos ciertos fines. Lo que no puede hacer la economía, porque no es su papel, es determinar esos fines, o la justicia o la moralidad de los medios propuestos. Esto último es el papel de la ética, de la filosofía práctica.
      Rallo y sus compadres lo mezclan todo, es sus libros y artículos los principios éticos están absolutamente mezclados con recetas económicas, provocando una confusión nada inocente, dando un marchamo de incontrovertibilidad a su discurso ético-económico que no tiene en absoluto. Ello no quiere decir que el sr Rallo no sepa que estamos hablando de ámbitos distintos, pero se cuida muy mucho de expresarlo claramente en público, y de actuar en consecuencia. Es una aberración más de su tribu.

      Cuando la escuela austriaca se dedica a describir minuciosamente todo lo relativo a los ciclos económicos, sus causas y sus consecuencias económicas, no es ni moral ni inmoral ni amoral, simplemente hace su trabajo. Luego otros economistas pueden estar más o menos de acuerdo al respecto, pueden aceptar sus métodos, y sus conclusiones, o no. Este NO es el tema de discusión.
      Los economistas austriacos suelen –no siempre, pero casi siempre- echar mano para legitimar sus recetas económicas de la ética libertaria. Y es en esto donde yo entro, no en el aspecto económico. Yo discuto con Rallo en tanto que libertario, no en tanto que austriaco. Él lo sabe, y lo acepta.

      La libertad negativa no es ningún compromiso, es simplemente podar el árbol cortando el tronco. La libertad negativa es un elemento dentro del cóctel, es una condición necesaria para que se pueda hablar de una acción como “libre”, pero es solo condición necesaria, no suficiente. Para que una acción sea libre debe de estar libre de impedimento, pero también debe tener un fin, y unas posibilidades de realización. Tanto el fin como las posibilidades de realización dependen del poder, de la potencia de acción, determinada esta por mil factores dentro del contexto social humano. Los libertarios cortan por lo sano y pretenden que obviemos todo esto último: como la realidad, compleja y sucia, no encaja en su modelo, lo que hacen es literalmente ignorarla, o tirarla por la ventana. Es lo que en filosofía se llama la técnica de Procusto.
      Es justamente teniendo en cuenta todo esto que resulta absurdo y antiintuitivo decir que una señora de la limpieza seminanalfabeta en paro es “muy libre de montar un banco” en lugar de andar por ahí de pedigüeña.
      Saludos.

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  8. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  9. Y qué recetarías para esto último (decir que una señora de la limpieza seminanalfabeta en paro es “muy libre de montar un banco” en lugar de andar por ahí de pedigüeña) sin meter en el lío a chorrocientas personas para que exista su libertad positiva (porque para financiar el tinglado, la negativa del resto, como que da igual)?

    Hay algunas cosas en las que disiento completamente. Precisamente la escuela austriaca es consciente de que la economía no puede predecir, o mejor dicho, redireccionar nada que no genere más caos. El ser humano es caótico e irracional y se guía por impulsos y comportamientos, a veces, arbitrarios. Baja al super con hambre y dime si te hacía faltan 3 cajas de donuts para pasar la semana. Los austriacos confían en el mercado más que en el Estado no porque son más guapos, más listos o más altos, sino porque el mercado son millones y millones de decisiones voluntarias constantes. Simplificándolo para legos, El Estado es una persona decidiendo donde van 100 millones, mientras el mercado son 100 millones de personas decidiendo donde va 1 euro. El impacto de una decisión de tal magnitud produce, potencialmente, resultados inesperados. Puede ser una caricaturización muy extrema, pero el intervencionismo económico es como aquellos inmigrantes europeos que se les ocurrió la feliz idea de llevar conejos a Australia. Sé que el debate no es este, pero hierras en el diagnóstico si crees que la escuela austriaca es una escuela económica ortodoxa.

    Como ya dije, la libertad negativa puede faltarle algo de sal, pero es clara como el día. Usted no me puede impedir hacer algo mientras no le jorobe ni a usted ni a un tercero. Cabe en una servilleta. Alegatos para justificar la falta de libertad positiva los hay de aquí a Lima. Yo no puedo montar una central nuclear. Le damos a todo el mundo conocimientos de física nuclear y $1B para ver si así se deciden?

    De verdad que no quiero salir como palmero ni mamporrero de Rallo ni del Juan de Mariana (principalmente porque les estaría haciendo un flaco favor, ya que yo paso de refilón, que lo mío es otra cosa, y seguro que hay alguien más ducho en estos términos que puede explicarlo mejor que yo), pero juraría que Rallo y en general los austriacos (que no libertarios, no se porque se ha emperrado usted en decir que son uno y trino) son bastante más heterogéneos ideológicamente de lo que pareces apuntar. Probablemente en el gráfico de Pournelle yo estaría algo más ubicado hacia el centro superior derecha, y a mi no me rechina lo que leo de Rallo, de hecho, creo que es muy consciente de en qué país vive y que sensibilidad política se gasta el populacho. No se si cohibido por el entorno o que, pero véase el último debate que tuvo con la izquierda caviar (por la calidad de la peñuki, no por el latiguillo) que le puso Pablo Iglesias en la tuerka. Si me dice que aún le sigue pareciendo un libertario de manual yo ya me voy al monte a cuidar patos.

    Te recomiendo leer su alternativa liberal para la crisis, mucho más moderada de lo que podría parecer.

    (ahora le paso la factura, que parezco un community manager ;^P)

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  10. Solo decirte: Rallo es libertario, él lo reconoce, argumenta como tal, no hay debate sobre ese asunto.
    No tengo ninguna intención de entrar en el debate económico, sigues mezclando peras con manzanas.
    No soy un experto ni nada que se le parezca sobre la escuela austriaca ni sobre economía, solo digo que en TODAS sus recetas el sr Rallo parte de la presuposición de la validez incontrovertible del PNA y de todos los subsiguientes dogmas de la ética libertaria.
    Nadie necesita un billón de euros para ser libre, porque nadie necesita una central nuclear para ser libre, ni un banco. Pero afirmar que se puede ser libre desde la completa indigencia e ignorancia es na acto de cinismo que supera mi grado de tolerancia.
    Otra de las ideas sagradas de la secta libertaria -de Rallo también, y reconocido por él abiertamente- es partir de la idea de la propiedad de uno mismo ("selfownership") para todo su tinglado del derecho absoluto a la propiedad, uno de los artilugios teóricos más idiotas en filosofía política de los últimos 50 años. Estos tipos parecen pasar por alto lo problemático que resulta hablar de "libertad" cuando a un ser humano se le deja literalmente en exclusiva con la propiedad de sí mismo. O sea: uno es dueño de su ser, de su cuerpo, y nada más, y sin embargo, según ellos, es plenamente libre... O no, porque resulta que por otro lado dicen que la propiedad de uno mismo es esencial para posibilitar la realización de proyectos propios, lo que es a su vez pieza clava para poder hablar de una vida con sentido, lo que es absolutamente incompatible con la carencia de todo bien ajeno al propio cuerpo... Es todo un colosal disparate, allá tú si quieres comulgar con esas u otras piedras de molino.
    De todos modos, este debate no es sobre los austriacos y sus recetas económicas.
    De todos modos, es cierto que no son una escuela ortodoxa, es cierto que reniegan del método científico; pero también es cierto que sí pretenden predecir fenómenos (¿qué es si no toda su teoría del ciclo económico? Si se hace eso y eso, sucede esto y aquello...). O sea, reniegan del método científico, pero sus conclusiones siguen pretendiendo tener la misma validez y plausibilidad de la física, y aún de la matemática.
    ¿Rallo es un moderado? ¿Plantear un Estado que dispone de un 5% del PIB es una cosa muy moderada? Eso se llama es minarquismo, una cosa muy “moderada”. El Estado más mínimo que se pueda concebir –fuera de Somalia o lugares así- ¡maneja más de un 25% del PIB!
    Puedes decir que sus recetas son correctas, o mejores que las que se aplican en la actualidad, o las mejores que se hayan aplicado jamás en la historia de la humanidad; pero me parece increíble decir que es moderado, a no ser que manejes un concepto también alternativo y no ortodoxo de "moderación".

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