Sobre el manifiesto de la huelga feminista

Manifiesto 8M 2018 
Con esto -link abajo- se puede estar de acuerdo, o no. Es perfectamente lógico, admisible y legítimo discrepar con algunas, también con muchas de las cosas que se dicen aquí.
Es un texto que podría perfectamente formar parte del programa de Izquierda Unida. Nadie con los pies en la tierra puede aspirar a hacer de esto un manifiesto potencialmente asumible por todas las mujeres -ni siquiera por la gran mayoría de las mujeres-, ni tampoco por todas las feministas.

En ningún modo se debe esperar, ni exigir, que toda mujer, o todo hombre, acepte y firme un texto de estas características como manifiesto programático para una huelga con pretensiones universalistas, transversales y ecuménicas. Es injusto e irracional esperar que algo tan contenidista, tan de máximos, sea aceptado por todo el mundo, por una sencilla razón: lo que se expresa aquí es una visión -de parte-, defendible desde una cosmovisión concreta del mundo y de la realidad, una de las muchas que de hecho existen hoy en España, en Europa, y en el mundo. Y es que no sé si estaré dándole una mala noticia a alguien, pero es altísimamente improbable que esa visión en concreto coincida con “La Verdad”, o “El Bien”, o “La Justicia”.

Es considerablemente hipócrita afirmar, y aún gritar, que una mujer de Ciudadanos, o del PP, o de cualquier proyecto de centro -incluso de centro izquierda- sea poco menos que una enemiga de los derechos de las mujeres -en general- porque se niegue a participar en una huelga cuyo punto de partida programático las excluye de entrada, y las considera -a ellas, y a su forma de ver el mundo- como parte del problema, básicamente como al enemigo.
Lo suyo, si se es honesto, es dejar bien claro desde el minuto uno: “a esta fiesta no estáis invitadas, esto no va con vosotras, sino contra vosotras, o al menos contra vuestras ideas -o ideología-”.

Solo desde una visión absolutista, autoritaria y antipluralista de la ética y de la política se puede exigir la aceptación universal de un manifiesto de estas características, y considerar inmoral a todo aquel que no coincida con él.

(Esto lo escribe, por cierto, uno que está de acuerdo con una parte considerable del mencionado manifiesto. Aunque mucho me temo que no con la suficiente -ni mucho menos la suficiente, a juzgar por las exigencias anunciadas y proclamadas estos días y semanas atrás-).

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